Hoy vamos a traer al blog a uno de los mejores operadores de la historia de la bolsa. Más bien, era un puro especulador que, gracias a su don innato, unido a su perseverancia, carácter e inteligencia, consiguió recuperarse de la banca rota más de cuatro veces y alcanzar diversas fortunas multimillonarias.
Jesse Lauriston Livermore nació el 26 julio 1877 en Shrewsbury, Massachusetts. Abandonó sus estudios y se escapó de casa, con la aprobación de su madre para salir de la vida de la granja de su padre y labrarse un futuro. Comenzó su carrera en Boston a la edad de catorce años, donde se convirtió en “Board Boy”,trabajando para Paine Webber. Su trabajo consistía en actualizar los precios de los bonos, acciones y Commodities en una pizarra. Como Livermore escribía todos los cambios en los precios se dio cuenta de que a menudo se movían de manera predecible.
Todo comenzó cuando un amigo le convenció de poner su dinero por primera vez en el mercado, así que, empleó la hora del almuerzo para ir a los Bucket Shops, unas casas de apuestas menos reguladas que los parquets.
Allí es donde Livermore trató de hacer dinero pronosticando la dirección de los precios tanto de acciones como de materias primas. A la edad de quince años había ganado más de 1.000 dólares (lo que equivaldría a más de 25.000 dólares actuales).
A medida que fue generando más capital, Livermore dejó su antiguo trabajo hasta que se fue dedicando a tiempo completo a las apuestas en los Bucket Shops hasta que finalmente le prohibieron el acceso a la mayoría de ellos por ganar mucho dinero. Se trasladó a la costa Oeste de Estados Unidos disfrazándose y dando nombres falsos para poder seguir apostando en los Bucket Shops, consiguiendo más 50.000 dólares de la época, ¡más de 1 millón de los dólares actuales!
Ante la imposibilidad de seguir apostando en estas casas de corretaje, se trasladó a Nueva York, donde con tan solo 20 años se dedicó al comercio en los mercados legítimos, comenzando su carrera como uno de los más grandes operadores de todos los tiempos. Este cambio le llevó a idear un nuevo sistema de reglas para operar en el mercado.
Su sistema de trading se caracterizaba por seguir el movimiento del precio y conocer bien los patrones que este seguía. Hay que recordar que por aquella época no existían los gráficos, por lo que todo se hacía mediante libreta y boli.
El siempre defendía que el precio podía seguir dos direcciones y que lo inteligente es encontrar la dirección de menor resistencia. Una vez en ella, debíamos mantenernos allí e ir acumulando posiciones hasta que las condiciones dijeran lo contrario. Por lo tanto, defendía que nunca había un precio lo suficientemente bajo para no vender, ni lo suficientemente alto para no comprar.
Livermore, ganó y perdió cuatro fortunas multimillonarias. Destacan sus grandes operaciones ganadoras en los desastres bursátiles del 1907 y del 1929.
Cabe destacar algunas de sus reflexiones sobre el mercado que, aunque hayan pasado muchos años, hoy en día, cobran muchísima importancia:
1. Muy poca gente realmente gana dinero con los consejos. Ten cuidado con la información ‘privilegiada’. Si hubiera dinero fácil volando, nadie te lo pondría en tu bolsillo.
2. Mientras una acción esté actuando correctamente, y el mercado también, no tengas prisa en coger beneficios.
3. No confíes en tu propia opinión, y rehúye tu juicio hasta que el movimiento del mercado confirme tu opinión.
4. Los mercados nunca se equivocan, las opiniones lo hacen frecuentemente.
5. La parte humana de cada persona es el peor enemigo del inversor o especulador.
6. El deseo y la esperanza deben ser borrados del diccionario del especulador.
7. El verdadero dinero realizado especulando, se realiza en operaciones que están en positivo desde el principio.
8. Nunca compres una acción porque haya caído mucho desde máximos, al igual que, nunca vendas una acción porque parezca cara.
9. Conviértete en comprador tan pronto como un mercado realice nuevos máximos y nunca promedies las pérdidas.
10. No es bueno ser demasiado curioso sobre el porque de los movimientos de precios
¿Muy válidas para nuestros días? ¿verdad?
Por último, si queréis saber más sobre la vida de este gran trader en detalle, os recomiendo el libro del periodista Edwin Lefèvre: “Memorias de un operador de bolsa”. El cuál, está dedicado plenamente la vida de Livermore.